En una ciudad donde existe la diversidad en gustos musicales, gustos por los deportes y donde nuestra profesión hace parte de nuestro día a día, también la forma en la que nos vestimos va adaptándose a estos gustos y actividades.
Nuestra imagen nace en el interior, con la personalidad, y se proyecta en el exterior a través de nuestro estilo, por eso es tan importante que la forma de vestir refleje lo que somos.
Primero quiero contarte cómo surge esta teoría de los siete estilos universales antes de que vayamos a verlos y te identifiques con alguno…
Surgió en 1990 por parte de Alyce Parsons y Diana Parente. En su libro Universal style: dress for who you are and what you want, ellas se dedican a la sociología y se especializaron en la moda, en la investigación para este libro identificaron siete formas de vestir en las que todas las personas nos vemos representadas.
Suele suceder que los conceptos «moda» y » estilo» se confundan cuando en realidad se trata de dos asuntos muy diferentes. La moda está en constante movimiento y varía todas las temporadas en función de las nuevas tendencias, mientras que el estilo es algo más íntimo de la persona, como algo que no podemos desprender de nosotras, la llamada esencia. Ya lo decía Coco Chanel: la moda pasa, el estilo permanece.
Es necesario descubrir cuál es nuestro estilo, buscar dentro de nosotras mismas e identificar esa señal de identidad de la que hablamos. Nuestra personalidad, nuestros intereses y nuestras circunstancias son diferentes, lo que hace que nuestros gustos también varíen. El estilo, como vía de expresión, será por tanto un reflejo de nuestro mundo interno.
Como mujeres bastante versátiles a la hora de vestirnos, nos adaptamos a cualquier ocasión; y aunque no sabíamos con exactitud qué tipo de vestimenta era más apropiada para la situación, te he preparado esta guía con los 7 estilos universales para que no tengas pérdida a la hora de tener una cita, bien sea con amigas o laboral.
Estilo natural
El primero de los estilos universales es el natural. Las personas que optan por esta forma de vestir suelen ser sencillas, cercanas, accesibles, naturales y, como el propio nombre lo indica. Además, en muchos casos está asociado con una fuerte conciencia ecológica
En el estilo casual la clave es la comodidad, por lo que los conjuntos son frescos, relajados e incluso básicos. Asimismo, las prendas son amplias, fluidas y dejan mucha libertad de movimiento.
Predominan los tejidos naturales, como el algodón, el lino o el vaquero, así como los tonos neutros —blanco, gris, beige, tierra, verde, etc.—. Los accesorios no tienen mucho protagonismo, pero cuando aparecen es recurrente que estén fabricados en materiales de fibras naturales como el mimbre, la rafia o la paja.
Estilo clásico
El estilo clásico denota elegancia, profesionalismo y liderazgo, es por eso que se utiliza con mucha frecuencia dentro del contexto corporativo. Suele componerse de prendas tradicionales, clásicas y sobrias combinadas de forma poco arriesgada.
Normalmente, los conjuntos son monocromáticos con colores lisos y neutros. Algunas de las prendas fundamentales de ese tipo de estilismos son los trajes, las faldas midi o de tubo y los pantalones rectos.
Estilo sofisticado
El estilo sofisticado es una reinvención y actualización del clásico. Está formado por prendas elegantes y refinadas pero que, en este caso, se mezclan con toques de tendencia. Por lo tanto, es habitual ver ropa algo más arriesgada, con colores más fuertes o elementos más llamativos.
Los complementos, como los bolsos, los zapatos o las joyas, adquieren protagonismo. En general, se trata de un estilo asociado a las clases altas que denota seguridad y fuerza.
Estilo romántico
El romántico quizás sea uno de los estilos universales más sencillos de identificar. Está compuesto por prendas muy femeninas, suaves y delicadas, que suelen ser el reflejo de personalidades dulces, sensibles y soñadoras.
Los colores que predominan son neutros y suaves: empolvados, rosas, nudes o blancos. El estampado por excelencia es el floral y acostumbra a utilizar elementos como bordados, lazos, volantes, perlas, encajes y gasas.
Estilo creativo
Las personas muy creativas, expresivas y atrevidas suelen optar por este estilo. Las prendas se combinan de manera original e innovadora y, en este sentido, destacan las mezclas de colores, texturas, estampados y formas; asimismo, suele haber muchos toques de color.
Estilo dramático
El estilo dramático está en la línea del creativo, pero llevado al extremo. En este caso, las mezclas son arriesgadas y existe mucha superposición y contraste en las prendas. A pesar de que es un estilismo que se sale de lo convencional, sigue siendo elegante y sofisticado.
Las personas que optan por esta manera de vestir suelen ser extravagantes y únicas. Además, no dejan que las normas ni las opiniones ajenas coarten su marcado estilismo
Estilo seductor
Se trata de un estilo que, al igual que el romántico, es muy reconocible. Las prendas suelen ser cortas e ir ajustadas al cuerpo, de manera que la figura se marca de forma sensual. Asimismo, es frecuente encontrar escotes, tanto delanteros como en la zona de la espalda.
Los tejidos estrella son los de tipo licra, los que tienen alguna transparencia o los brillantes, como el raso o el satén. Los colores negros, rojos y metalizados, así como el estampado animal, son característicos de este estilo. Representa a mujeres femeninas, atrevidas y elegantes.
Los siete estilos universales que te acabo de presentar también se combinan entre ellos y dan lugar a otras vertientes. A menudo, también las corrientes artísticas o de pensamiento moldean la forma de vestir, es el caso de estilos como el hippie o el rockero.
Por último, recuerda que los estilos no son inmutables, sino que se nutren constantemente de elementos como las tendencias. De igual manera, nosotras tampoco somos compartimentos estancados, por lo que no tenemos que encasillarnos en un único estilo.